viernes, 13 de abril de 2012

Dama de fuego poesias y relatos



Crecí en un mar de palabras, sentimientos que invaden mi ser. En un mundo que rige mi esperanza.
Sí, lector, te pongo en contacto con mi otro yo, el yo verdadero, el que sufre y se limita a sufrir en silencio, para explicar todo lo que no he podido explicar en mucho tiempo por miedo a represalias.
El canto del lobo me obsesiona hasta caer rendido. Odiado por mis semejantes, apartado de mí ser ancestral.
Sigo girando en un mundo de desconciertos, como la tierra misma que gira alrededor de ella, para cambiar con los años.
Mi niñez discurrió debajo de un árbol, leyendo libros, absorbiendo palabras, sentimientos, sueños y fantasías que recorren mi alma, para llevarlas a un mundo desconocido para otros.
He sido vikingo, vampiro, hombre lobo y un asesino en masa descuartizando a sus víctimas y tirándolas por los sitios más inmundos de Nueva York.
Me hice a mí mismo, con ayuda de los más prestigiosos escritores. Hombres sabios que honraban la fluidez de palabra, el sentido de la coherencia permitida en los tiempos que corren, pero a la vez envuelta en un halo de oscuridad eterna.
Ese soy yo, el brillante aspirante a escritor, el que lucha en un mundo donde todo ya está escrito, para intentar renovar ideas perdidas en el tiempo. Ser mejor que mis antepasados, si el lector me lo permite y ve en mí una nueva puerta para sumirse en sus sueños más ocultos.
Sí, queridos míos, os llamo a vosotros, seres de este planeta que en vez de pasaros los días con los amigos, la familia o en una cantina tomando unos vinos, preferís sentaros a solas en vuestra casa y releer un libro.
Cuando era pequeño, me hice una pregunta que pienso que la mayoría de la gente se hizo: ¿Por qué los libros están hechos con hojas de árboles y no con otro material?
Pues bien, mi respuesta es simple y a la vez reveladora: los árboles son las almas de nuestros ancestros, la voz viva de sus ilusiones y las vidas pasadas que moran ahora en nuestros bosques.
Un trozo de vida pasa de libro en libro. Por ejemplo, un niño jugando con una pelota o un hombre y una mujer jugando al juego amatorio; un animal pastando o cazando a sus presas en la llanura perdida en algún país lejano o cercano.
Esas raíces, vivencias, sueños, carencias. Absolutamente todo está plasmado en un libro. Sacado de la corteza de un árbol, listo para que sea impreso con palabras, y que a su vez es releído por millones de personas.
Se puede decir que el ciclo de la vida es como un libro, nosotros moriremos algún día, nos convertiremos en energía y a su vez esa energía será otra vez devuelta a la tierra para fundirnos con la naturaleza.
Pero los libros son y serán inmortales. Porque en sus hojas hay presencias de otras vidas, almas que moran en la tapa y al seguir leyendo nos topamos con recuerdos, emociones, tristezas, aventuras, amores, desamores.
Querido amigo y futuro seguidor que ahora te paras un segundo para leer este libro de relatos y poemas, que a lo mejor no tiene ni pies ni cabeza, pero que te ha enganchado tanto que quieres terminarlo de leer.
A ti te digo gracias, porque sin ti estas líneas no tendrían valor... 

Próximamente a la venta..

4 comentarios:

Leila dijo...

Que ganas de hincarle el diente...

J.P. Alexander dijo...

Muy bello me fascino la comparación con los arboles, me dejaste asombrada

Matias Krasner dijo...

Gracias chicas es un honor recibir estas hermosas palabras.

Josema Beza dijo...

Me gusta...!!! Mantenme informado crack...!!!

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