Impala. Nacida del eclipse lunar, hija de las nueve madres
ocultas en el inconsciente de la humanidad. Hechicera de los hombres, consejera
de los guerreros más bravos que hubo en el clan.
Espíritu dotado de magia ancestral, imágenes, sueños
reveladores que transporta por los mundos paralelos. Dejando que el velo místico
se abra y se cierre a su antojo, mientras el poder de su animal vuela por los
cielos dorados de su conciencia.
Sabedora de la verdad suprema. Sus ojos de gato observan los
pasos del tiempo, mientras medita en soledad buscando los signos de prosperidad.
Belleza sin igual en las artes paganas.
Ciclos del mundo actual que se sublevan entre los fuegos
fatuos, que arden en la hoguera del bosque primordial; acunado por el susurro
del viento que mece los tejos durmientes. Hablándole de las nuevas que
acontecen, mientras el tambor resuena y los dioses le guían en su camino,
entretejiendo las leyendas que quedaran contadas por los bardos venideros.
Entona la canción de los lobos, mientras que su bastón replica
y murmura las palabras mágicas para separar las puertas de lo prohibido. Las
espirales de fuego se abren y con ella el mundo vibra y la energía emerge al
exterior. Convirtiéndose en un halcón. Volando hacia el infinito y conocer
otros lugares vedados para el hombre. Que dormidos sueñan, esperando que el
invierno toque a su fin.
Para renacer entre las semillas de la tierra, despertando a Ostara.Y les caliente la sangre con sus dulces besos y el brillo de sus cabellos, comparados con el sol.
Para renacer entre las semillas de la tierra, despertando a Ostara.Y les caliente la sangre con sus dulces besos y el brillo de sus cabellos, comparados con el sol.
Impala baila entre sueños, grita y se estremece en derredor.
Las serpientes de la sabiduría la envuelven dándole el sentido a la vida y la
luna se alza en el cielo. Roja como la sangre carmesí que brota de sus muslos.
La sierpe muerde, el fuego arde y se alza enroscándola entre sus llamas. El
signo de la espada, el poder de la espada. Murmullos, jadeos, silencio…
Escrito por Matías Krasner.
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